
Belleza. De naturaleza dual. Tan subjetiva y objetiva a la vez. Nos sentimos atraídos por personas de aspectos físicos tan diversos, de diferentes culturas e idiomas…y a la vez, nos cautivan los valores de la bondad, la humildad, la inteligencia, la simpatía, la…belleza interior. ¿Cuántas veces has dicho o escuchado que lo realmente importante es invisible a los ojos? El cáncer te pone a prueba. Te lanza un duro desafío para que te des cuenta de que es mucho más que una frase popular.
Cuando pasas por un tratamiento de cáncer con quimioterapia de por medio, la belleza exterior se desvanece. Generalmente, el pelo comienza a caerse días después de la primera toma; las pestañas y cejas tardan más, a veces incluso albergas la esperanza de mantenerlas durante todo el tratamiento. En líneas generales se pierde peso, las uñas pueden tornarse verdes y quebradizas; el cansancio dibuja unas destacadas ojeras sobre la pálida cara; los ojos pierden su brillo y te vuelves de apariencia frágil, aunque en los mejores casos tú ni lo sientas.
El cáncer puede desdibujarte, puede robarte la energía, pondrá al límite tu paciencia y te incitará para que te hagas cada vez más pequeña, casi invisible. Pero nunca podrá dañar tu belleza interior. Todo lo contrario, si le retas se convertirá en la palanca que te permita crecer y desarrollar tus valores.
El deterioro físico durante el tratamiento

Una de las búsquedas que más se repiten en Google cuando se atraviesa un cáncer es «cuánto tarda en crecer el pelo después de la quimioterapia». Le sigue de cerca, «cuánto tardan en salir cejas y pestañas». Le damos tanto importancia al aspecto físico exterior, que a veces nos olvidamos contra qué estamos luchando y sobre todo, de quienes somos realmente. ¿Somos nuestro pelo? ¿nuestro pecho?, ¿somos nuestros brazos? ¿realmente es tan importante nuestra belleza física cuando estamos enfrentándonos a un cáncer?
En un post anterior criticaba el negocio generado en torno a las pacientes de cáncer. En una sociedad donde la imagen es tan importante, somos fáciles presas. Hay todo tipo de productos, a un precio no apto para todos los bolsillos: maquillaje oncológico, pelucas, prótesis, gorros…
No critico que se usen estos artículos y que las pacientes quieran cuidarse y estar guapas, pero sí me preocupa que debajo de toda esa máscara exista una persona que sufre porque no se acepta y se vea superada por esa situación. La belleza física, o más bien la falta temporal de ella, es uno de los factores que originan baja autoestima, pérdida de confianza con la pareja y consigo misma, tristeza, depresión, … La importancia que le damos a la belleza física es otra importante enfermedad con sus numerosos y peligrosos efectos secundarios.
Aunque ahora no te lo creas, todo pasa
Hace poco me comentaba mi madre que había visto mis fotografías y se había echado a llorar. Era incapaz de recordarme así y apenas han pasado unos meses desde que he recuperado el aspecto físico que luzco ahora mismo. La cuestión es que durante todo el tratamiento yo estuve en casa de mi madre. Incluso yo misma tampoco me reconozco y me parece increíble que sea mi experiencia personal. Mi hermana Vicky sostiene que «realmente no he estado tan mal como aparento estar en las fotos». ¿Mecanismos de defensas para olvidar? Quién sabe, lo importante es que hay una lección que prima por encima del resto; una lección que vas a interiorizar y lo vas a aplicar para todo en tu vida: «todo pasa«.

Puede ser que leas el post en tu momento de mayor decaimiento. Te miras en el espejo y toda situación se te queda grande. Cuando tocas fondo solo pueden ocurrir dos cosas: o te hundes en el fango o reaccionas para salir del agujero. Deseo que elijas la segunda opción, la elección del desarrollo de la belleza interior.
Hace menos de un año yo estaba en tu situación. Leía blogs y sentía que sus historias eran lejanas, a veces no resonaban conmigo. Me sentía muy fea, perdí mucho peso y en alguna ocasión, cuando salía, no me sentía cómoda. Soy una persona bastante segura de mí misma, pero incluso perdí algo de seguridad y de confianza. Esto ocurrió casi al principio. Me di cuenta que no podía seguir así, bastante ya estaba sufriendo mi cuerpo como para envenenarle yo también con mis emociones y pensamientos.
Empecé a dedicarme tiempo, a cultivarme interiormente. A dar menos importancia a lo de fuera para crecer día tras día por dentro. Tuve conversaciones muy profundas conmigo, en una de ellas llegué a la conclusión de que con este blog tenía que ayudar a personas que pasaran por lo mismo. Comencé a no preocuparme por mi cara, ni por mi pérdida de músculo, ni por mis ojos sin brillo. Descubrí que el verdadero brillo estaba dentro. Aprendí a aceptarme, a aliarme con el tiempo para ganar la batalla, a valorar toda la energía que me prestaron mi familia, mi pareja y mis amigos.
No eres la imagen de tu espejo
Te invito a que converses contigo. A que te des cuenta de lo fuerte que eres, de lo mucho que te quieren y te cuidan. De que pongas el foco en todo lo que eres capaz de hacer, que es mucho. Que agradezcas a diario a tu cuerpo por su lucha y a tu mente por saber poner lo positivo en el punto de mira. A que aprendas a consentirte bajones. A ser consciente de que la imagen que devuelve el espejo no eres tú y que nunca lo ha sido.
Antes de acostarte escribe en un cuaderno tres cosas positivas que han ocurrido en tu día. Vamos a enseñar a nuestro cerebro a que más allá de luchar por la supervivencia, vamos a trabajar por la felicidad. Los pensamientos y sentimientos positivos solo atraen pensamientos y sentimientos positivos. Me encantaría que quiénes me leéis compartierais vuestros tres pensamientos positivos en comentarios y que juntas confeccionáramos un listado interminable. ¿Vamos a por ello?
Os dejo una cita de Gandhi que para mí fue y es faro en mi camino.
Post relacionado: Somos mucho más que dos tetas