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El cáncer no te puede robar la libertad de elegir tu actitud

Actitud cancer

Actitud. Es una palabra que siempre me ha gustado mucho y que considero que no sé le da el valor que realmente tiene. Estamos en una sociedad donde se valora nuestras aptitudes: los títulos que tenemos, los idiomas que hablamos, el número de Master que hemos conseguido…pero, ¿y nuestra actitud ante los retos?, ¿ante la vida?, ¿dónde queda?

El cáncer es un gran reto. Para muchos, el más grande al que se tendrán que enfrentar en sus vidas. Cuando recibes el diagnóstico todo se torna sombrío y de ti depende de que camines poco a poco hacia la luz o te quedes a oscuras, apagándote. También depende de quiénes te rodean, pues no es lo mismo recibir una cuerda robusta y resistente para salir del fango, que piedras sobre la cabeza que te van hundiendo más y más.

Lamentablemente, a día de hoy el cáncer sigue matando. Es una enfermedad aún tan desconocida que roba vidas. Llega con la hazaña prácticamente sin síntomas y con la otra mano sostiene el reloj de arena que se va vaciando. Pero lo que nunca nos podrá arrebatar es la libertad de elegir cómo enfrentarnos a él: nuestra actitud.

Momentos de bajón durante el tratamiento de cáncer

Es muy generalizado hablar de batallas cuando te «enfrentas» a un cáncer. En esta frase ya he utilizado el verbo bélico, y en numerosas ocasiones yo misma he utilizado esta terminología. En esta línea me parece muy importante subrayar que el cáncer no vence cuando mata, gana cuando el paciente y su entorno se queda en la sombra, desdibujándose hasta perder su esencia. Aún respirando, ya les ha quitado la vida.

Seguro que todos los que me leéis conocéis a alguien que ha pasado por un cáncer. Quizá sois vosotros mismos. Muchos de vosotros ya sabéis que hace apenas un año que me dijeron que estaba libre de tumor. Durante el tratamiento tuve momentos de bajón, porque soy humana y aunque medito aún no he llegado a tal grado de iluminación. Sufrí por el desconcierto, por la falta de información, por qué no entendía qué había hecho, por qué apelaba a la justicia universal con un concepto totalmente erróneo. Pasado un tiempo humanamente razonable tuve claro que tiraba hacia la luz: por mí y por quiénes me quieren. Y porque la vida a veces es muy puta, pero siempre es maravillosa.

Con el paso del tiempo la montaña rusa emocional tiende a equilibrarse, y aunque hay bajones momentáneos, y con perspectiva entiendo que normales, la actitud te guía paso a paso hacia la plenitud. Te sientes a gusto por cómo te sientes contigo mismo y con los demás, aquellos que te dan parte de su energía vital para sacarte de ese fango.

Crece ante la adversidad

Si estás pasando por un tratamiento, si acabas de ser diagnosticado, si eres pareja, amigo o familiar de una persona con cáncer te pido que reflexiones sobre tu actitud y si no es la adecuada, pongas un centinela en tu mente para que no se cuelen pensamientos negativos que no hacen sino quitarte vida. Te invito a que te retes, más allá de lo que exige el cáncer, y a que crezcas ante la adversidad. A que cada día fijes tu pensamiento en lo positivo que ha habido en esas 24 horas, porque aunque quizá ahora mismo no lo creas, siempre hay aspectos positivos en nuestro día a día.

Hace poco perdió la vida un vecino a quien tengo mucho cariño. Toda su familia es espectacular. Perdió la vida, pero ganó la batalla. Nunca perdió la actitud, ni él ni su familia. Fue mi compañero de tratamiento,  coincidimos en el hospital de día durante la quimioterapia y siempre con una sonrisa charlábamos: «hola compañero, ¿cómo vamos?», «hola compañera, nos toca echarnos una siestecita, ¿no?» Hablábamos en el portal porque los dos nos íbamos a pasear con nuestros perros y siempre se mantuvo esa sonrisa. La suya y la de su familia. Él ya no está aquí con nosotros físicamente, pero el legado que ha dejado a su mujer, a sus hijas y al resto de seres queridos es de Valentía, de Generosidad. De profundo Amor por la vida.

Nunca dejes que el cáncer te gané la batalla. Lo mejor de todo, es que siempre depende de ti.

Dedicado a todas las personas que ganaron la batalla al cáncer, aunque ya no están entre nosotros físicamente, y en especial a mi tía Carmen, que ya sabe que le dediqué mi recuperación, y a mi vecino Manolo. Se os quiere.