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Pasos de gigante entre la segunda y tercera sesión de quimioterapia

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Selfie, en Gijón

Han pasado varios días desde mi último post, y es que la segunda sesión de quimioterapia fue lo bastante dura como para no apetecerme demasiado sentarme delante del ordenador. Cuando pasaron los peores días llegaron las minivacaciones en Gijón, así que me he plantado hasta la tercera sesión sin escribir nada nuevo. Pero he vuelto, sobre todo para hablar de los efectos que he sentido y así poder ayudar a alguien que esté pasando por la misma situación y también para informar a mis amigos sobre cómo me encuentro.

Los efectos de la segunda sesión de quimioterapia

Fueron días duros, pues a la propia toxicidad de la quimio se unió una menstruación que vino en todo su esplendor (con su anemia y sus dolores propios) y la «ola de calor» (y lo pongo entrecomillado porque para mí ola es algo de corta duración temporal, a lo que sufrimos lo denomino efectos del cambio climático)…sufrir los efectos a 42º, enlazando noches sin dormir ni descansar…pfff muy duro.

Además, en esta segunda sesión aparecieron alteraciones en la mucosidad, en las papilas gustativas (los sabores de momento se han perdido), llagas, dolor de garganta…en general se vio bastante afectada la garganta, boca y nariz. El tema de las papilas gustativas me acompaña en esta tercera sesión y supongo que hasta que no finalice la quimioterapia no se irán regenerando las nuevas células.

Quería compartir un remedio natural homeopático para las llagas que funciona muy bien. Se trata de caléndula madre en gotas, me lo recomendó Germán, mi especialista en macrobiótica. El tratamiento es el siguiente:

-Adquirir en la farmacia caléndula madre en gotas. Se diluyen 20 gotas en 100 cc de agua. Se empapa una gasa con la mezcla y se aplica sobre las llagas.

-Posteriormente hay que enjuagarse con agua y bicarbonato, se hace gárgaras y se escupe. No se traga.

Espero que si llegáis hasta el blog y tenéis el problema de las llagas este remedio os sirva.

En busca de la Naturaleza y el aire fresco

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Con Ángel y Coco, en Navasa

Quién me conoce sabe que no soy de ciudad. Nunca me ha gustado los edificios altos, el asfalto, las calles grises, los coches, las tiendas, la aglomeración de gente…me agobia y no lo paso demasiado bien. Me siento en paz cuando estoy rodeada de montañas, de verde, de Naturaleza, del mar en el horizonte, de silencio, de tranquilidad… No es que sea solitaria ni ermitaña, me considero una persona sociable y me gusta el contacto con la gente, pero conecto mejor con el entorno natural: nunca me iría a vivir al centro de una ciudad, por muchas «comodidades» que se supone que eso conlleva.

Por ello, en cuanto Ángel pillo las vacaciones le pedí que viniera a por mí para irnos a la casa que tenemos en los Pirineos. Si bien lo estaba pasando mal, como he comentado antes, el paseo matinal por el campo con mi madre y Coco ya era un cambio. También el hecho de poder dormir con aire fresco y puro.

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Cambio. Crecimiento. Gijón

Y de unos días en los Pirineos, a Burgos y a Gijón. La ciudad asturiana me enamoró desde el primer día que la pisé, y para mí siempre ha sido un chute de energía. Mucha gente deportista, mar, verde, calidad de vida…vamos, que no me importaría pasarme una temporadita viviendo allí, ¡si incluso me encanta la lluvia y los días nublados!. Fueron seis días muy chulos, descansando, paseando, incluso cogiendo la bici…además vi a mi amigo Nick, que es quiropráctico y nos reajustó a los dos.

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Calabacín relleno de setas con salsa de cúrcuma

En cuanto a la comida, tan solo me salté una cena (pizzeria ecológica «Al Natural», Paseo García Rendueles, frente a escaleras 10 de la playa) y una comida (restaurante vegetariano «La Vaina», calle Cervantes 20), el resto seguí con mi dieta macrobiótica, cocinada en el apartamento que alquilamos. Para mí es importantísima la alimentación y si bien yo ya había cambiado bastantes hábitos, el cáncer me ha impulsado a leer varios estudios científicos y experiencias personales que definitivamente marcarán un antes y un después en mi alimentación.

Directa a la tercera sesión de quimioterapia

Llegamos de nuestras minivacaciones el 14 de julio y el 16 de julio tenía la tercera sesión. Primero, como siempre los análisis de sangre y mi cita con Parham, mi oncólogo.

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Bicicleta en Gijón

Los análisis dieron todo perfecto excepto una poca anemia (siempre he estado en niveles bajos de hierro) y descenso «normal»  de las defensas. Para paliar esta disminución me han recetado cuatro inyecciones que me tengo que poner en días alternos (hoy será mi primera, así que ya os contaré qué tal) y también hay mejores noticias.

Le pregunté a Parham sobre un dolor que tengo en la axila, no sabía si era por el tumor, las costillas…así que me palpó y se quedó muy sorprendido, «ha desaparecido», comentó, «no está la inflamación de la axila». Subió las cejas y me explicó que la respuesta está siendo increíble ya que aún no hemos comenzado con el tratamiento más efectivo para este tipo de tumor, el herceptin. Cuando me dijo esto aún ni siquiera había comenzado con la tercera sesión de quimioterapia.

He comenzado a hacer meditación guiada mientras recibo la sesión, me ayuda a relajarme y quito el foco de las sustancias tóxicas que se me están introduciendo. Cuando recibes la quimio puede suceder, como me pasa a mí, que sientas congestión nasal, pesadez de cabeza, boca pastosa…con la meditación intento controlarlos y que pasen a un segundo plano.

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Con mi madre y Ángel, en Panticosa

Hoy es el tercer día después de la sesión. Tengo nauseas, debilidad, boca pastosa, falta de concentración…pero estoy delante del ordenador escribiendo este post. Tengo motivos suficientes para sonreír, porque solo me queda una sesión «de las chungas», porque el tumor apenas se nota en la palpación, porque recibo vibraciones positivas a diario, porque aunque esto es una enfermedad larga vamos avanzando a pasos agigantados.

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Avanzamos!!

Siempre he sido muy fan de mi cuerpo porque apenas se ha puesto malo, porque siempre se ha recuperado super pronto, porque es un luchador, porque no sabe lo que es un constipado desde hace dos años…si pudiera abrazaría una a una a cada célula de mi cuerpo porque las amo.

Si se me ha pirado la olla en este último párrafo, tened en cuenta que aún estoy bajo los efectos…